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La falta de imaginación y de aportación creativa se están cargando las fiestas de nuestros pueblos

laverdaddelanzarote.opennemas.com  |  06 de mayo de 2017 (15:43 h.)
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ANTONIO LEAL

La reducción en los gastos económicos para la organización de una fiesta, bajo ningún concepto  debe suponer una merma de la calidad en la programación y organización de mas o menos actos. El problema es que los responsables institucionales y ciertos colectivos sociales, han permitido que algunas empresas, por colocar tres artilugios se llenen continuadamente los bolsillos a costa de nuestras fiestas. 

La reducción del presupuesto no significa que las fiestas vayan a ser peores, ya que no se tiene porque reducir la calidad de las mismas. Como en un principio hemos citado, el problema radica  en la falta de imaginación y organización de algunos, que no saben organizar fiestas si no cuentan con dinero. Y luego están los que contando con todo el dinero del mundo, no saben trabajar o lo reparten entre ciertas empresas "buitres" dedicadas al mundo del espectáculo, que siempre se llevan la gran tajada económica; llevándose éstas por tres  hierros que colocan, más dinero que todo el coste económico de  los distintos actos del programa festivo. Y luego están las verdaderas fortunas que pagan por artistas y otros artilugios, y por los extraños proyectos que le suelen vender al responsable de turno;  pero la culpa la tienen tres ilusos que se dejan engañar por estos manipuladores y pagan todo lo que les piden. Los responsables Institucionales deben acabar con estos especuladores; y con los especulativos y leoninos convenios que se firman con mucha ligereza, y que son pagados con dinero el pueblo

Con el esfuerzo, participación y la  implicación de los colectivos sociales y empresariales, con los vecinos y las vecinas del municipio se puede conseguir realizar unas fiestas dignas mas participativas y cercana al pueblo. Porque éstas serian organizadas, programadas y realizadas por la propia ciudadanía. Lo que ocurre hoy en día es que los que están al frente de los colectivos y organismos oficiales no saben como involucrar al pueblo en la organización de los actos, motivo por el cual se han convertido en unas fiestas marcadas por la falta de actividades, contagiadas de la parálisis económica y de la falta de  intelecto de sus organizadores. 

Poco a poco ciertos responsables festivos se van olvidando de los vecinos, mercantilizando y privatizando las fiestas, y permitiendo que todo tipo de vividores interfieran y destruyan  las mismas con el único propósito de llenarse los bolsillos. 

En cuanto a los feriantes, que muchos de ellos son el alma de las fiestas, los precios que les piden hoy en día los consistorios son  abusivos para las pocas gentes que arrastran dichas fiestas. Lo que sumado al elevado coste de montaje de los aparatos, repercute al final en los bolsillos de los ciudadanos

Es decir: el abusivo coste de montaje de los ventorrillos provoca que suban los precios de los productos a la venta; y por este motivo se originan y crean los lamentables "botellones". Actividad que por cierto, debe ser erradicada, prohibiendo el consumo de alcohol en la vía publica, imponiendo sanciones económicas muy cuantiosas, y alejando los aparcamientos de los automóviles de la zona donde se celebran los actos

Antes (y ahora también) se podía hacer  con mucho menos dinero. Pero claro, las cosas se hacían con ganas y no a golpe de euro ni de dedicaciones exclusivas, ni de chóferes particulares, ni asesores; sólo trabajo, trabajo y ganas de hacer cosas para el pueblo.

El ultimo cáncer destructor de las fiestas son los técnicos, que te piden todo tipo de documentación y ridículos e inservibles proyectos, para que algunos ingenieros y otros se lleven una buena tajada de nuestras fiestas.

Para terminar, exponer que las fiestas no deberían ser repetitivas. Se tendrían que  realizar acordes a cada lugar, con actos e ideas diferentes  para que éstos puedan ser llamativos, populares y puedan traer publico. Ademas,  en nuestras fiestas se necesita  impulso en la calidad, no en la cantidad de recursos destinadas a las mismas. A las fiestas últimamente le falta los ingredientes  fundamentales: la imaginación y la aportación creativa de los responsables de su organización, algo que no se compra con dinero.

Un profesional de los actos festivos

 

Antonio Leal Aguilar

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