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12 de octubre: apología del genocidio canario-americano

laverdaddelanzarote.opennemas.com  |  11 de octubre de 2018 (10:02 h.)
El primer genocidio americano

Foreign Office de la República Democrática Federal Canaria

El execrable régimen monárquico y colonial español persiste en el error elevando a conmemoración festiva los repugnantes crímenes cometidos a lo largo de su negra, negrísima historia, descritos por Fray Bartolomé de las Casas en su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, de la que hemos extraídos los párrafos incluidos a continuación:

“Otras criaturas metían a espada con las madres juntamente y todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas que juntasen casi los pies a la tierra, y de trece en trece, a honor y reverencia de nuestro Redentor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos” (p 20).

“Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas. Una vez vide que teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros) y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que verdugo, que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla) no quiso ahogallos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen, y atizóles el fuego hasta que se asaron de espacio como él quería” (p 20-22).

Nobleza vs picaresca. El genocidio americano comenzó en el año 1492, fecha en la que el colonialismo ya acumulaba una amplia experiencia dado que en 1402 había establecido su primer asentamiento en el Rubicón, Titerroygakat (ex Lanzarote), aunque aún no había concluido el sometimiento de Benawaré (ex La Palma) ni Chinet (Tenerife), que resistió hasta julio de 1495 al no haber sopesado adecuadamente los invasores la resistencia de los wanches de esa época, denominados por los propios romanos “militari” en alusión a la preparación marcial de los mismos, resistiendo casi un siglo a los reinos sometidos por la alianza castellano-aragonesa bajo los mal denominados reyes católicos, incapaces de obtener una victoria militar por lo que recurrieron a su táctica más arraigada, la picaresca, firmando pactos que nunca tuvieron la intención de cumplir, la mejor prueba de su talla moral y depravadas costumbres, como el pacto firmado con el traidor Fernando Guanarteme en Calatayud, en donde hemos roto el nuevo Gánigo de Guahedum, rompiendo para siempre el vergonzoso pacto.

La madrastra nada arbitraria. Según los últimos datos fueron más de 90 millones de seres humanos indefensos, hombres, mujeres y niños, los vilmente asesinados a raíz de los trágicos acontecimientos, divulgados fundamentalmente gracias a la incomprensible filtración del escrito que Fray Bartolomé de las Casas dirigió a Felipe II denunciando el genocidio, pues la historiografía oficial considera el acontecimiento como “un descubrimiento”, no siendo pocos los gobernantes americanos que denominan a la “madrastra nada arbitraria” con el apelativo de “Madre Patria”, agradeciéndole incluso el impuesto idioma y la aculturación en vez de reprocharle la desaparición de la cultura e idiomas de innumerables pueblos incluido el pueblo canario, cuyo magnífico y conceptual idioma se dejo de hablar a raíz del sometimiento colonial español y, a fecha de hoy, continúa sin enseñarse en nuestros colegios, sabedores los muy ladinos de que sin idioma no hay patria.

Apología del terrorismo. La conmemoración festiva del 12 de octubre por parte del Gobierno y el Estado español, al frente del cual se halla el continuador de la dinastía de los imperialistas felipes, Felipe VI de España y nada de Canarias, abochorna a la humanidad entera, incluyendo a los hermanos pueblos del Estado español, siendo mucho mas apropiado pedir perdón, perdón que jamás resarcirá los daños ocasionados pero por lo menos dignificará a quien lo pida.

 

Foreign Office de la República Democrática Federal Canaria