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La situación geográfica del Archipiélago Canario y la suerte y desgracia de su historia

| 13 de octubre de 2012

EL TRANSISTOR DEL FACEBOOK.  La observación que se precisa de las Islas Canarias en cuanto a su relación geográfica con los territorios que la circundan sorprende grandemente porque desde la invasión española este territorio no haya podido gozar de independencia absoluta.

EL TRANSISTOR DEL FACEBOOK.

 La observación que se precisa de las Islas Canarias en cuanto a su relación geográfica con los territorios que la circundan sorprende grandemente porque desde la invasión española este territorio no haya podido gozar de independencia absoluta. Reúne todos los factores que hacen suponer con certeza que la fama de islas felices que tuvo hasta llegar al momento ingrato de la conquista española fue ahortada por la rapiña invasora que trajo como consecuencia esa invasión. Sin haberse descubierto los otros dos archipiélagos de ámbito parecido, las Islas Canarias gozaban de un buen prestigio arcadiano que compartían con los que tenían la suerte de escalar en su puertos naturales en las históricas rutas para descubrir nuevos mundos. El más sonado ha sido el que dio lugar al encuentro con América. Pero no hay que olvidar que los navegantes hacia el sur siguiendo la costa occidental de África repitieron muchas veces la aventura marina.

 Cuando se trata de escudriñar la historia, sobre todo la del medievo,  encontramos que en las Canarias se podía hacer escala sin temor a la reacción violenta de sus habitantes. Por eso cuando se trata de hacer historia del buen salvaje, los canarios estimamos gozosos que esa aplicación a nuestros indígenas se hacía con convencimiento de que se pasaba por un mundo feliz. Está demostrado que el nativo canario era un excepcional convertido en la noble lucha por salvar su cultura y en ello su lengua, pero los que vinieron en plan conquista, con pretensiones de civilizarnos, lo que consiguieron fue todo lo contrario. El pueblo canario en su mundo feliz pudo sufrir la perdición de ese mundo arcadiano al verse sometido de forma implacable por los que decían venir para la evangelización de sus vidas, aventura muy bien considerada por las fuentes papales, e incluso estimulada.

 Este archipiélago se condicionaba a los navegantes de la época como enclave solitario, pues como ya hemos visto, no se habían descubierto ni Madeira ni Cabo Verde. Las Islas Canarias tuvieron la mala suerte de caer en manos españolas, y tan fuerte fue ese mal que cuando empezaron a tomar independencia lugares esclavizados, esa corriente no pasó por nuestro querido territorio. A la Convención de Jamaica España mandó un selecto grupo para tratar lo que se pretendía con nuestro archipiélago, fue un grupo formado por gente de la Marina y el experto Lacleta, tuvieron que recoger velas porque de ninguna manera abogaron por la independencia de las Islas Canarias, pues no quisieron  llevar a cabo la independencia del Archipiélago siguiendo el ejemplo  independentista de Cabo Verde. Eso sí, se cuidaron mucho de no admitir nada que pudiera afectar a la Reconquista del Peñón de Gibraltar. De esta manera, siguió considerándose el conjunto de islas como Archipiélago de Estado, y cada una de sus islas individualmente fueron mantenidas como islas sujetas a la legislación acordada de doce millas alrededor de su perímetro, con beneficio pleno de Marruecos que pudo aplicar las doscientas millas que le daban el derecho a tener el dominio que le permitía plenitud en las aguas marinas, en los cielos y en los fondos marinos, por lo que las Islas Canarias perdieron lo que  históricamente era de su propiedad.

 Es posible que en cualquier momento desde estos trabajos explique minuciosamente la trama en que quedaron enredadas nuestras islas. Todo ello por una nación, la madrastra   España que no supo ser generosa con la Historia.

Sorprende que el pueblo canario siga admitiendo este bochorno, máxime cuando con convenios espurios están haciendo desaparecer unos derechos tangibles de un pueblo, poniéndolos al servicio de contratos miserables sin ni siquiera preguntarnos lo que nos pudiera interesar. Lo mejor del caso es que se podría dar el sorprendente hecho de hacerse los canarios con la maniobra alevosa de las prospecciones, convirtiéndolas a nuestro favor;  servirían claramente para proclamar nuestra independencia y luego convencer a la ingenuidad de un pueblo temeroso de su porvenir porque no produce para vivir que la producción de petróleo a nuestro favor da para eso y mucho más. Que se den cuenta que con las prospecciones en nuestras manos, podríamos gozar lo suficiente con la suerte de que con ello acabaríamos con la intervención extranjera.

 

Única solución: la independencia del Archipiélago Canario

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