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Francisco Javier González

 LA MOCIÓN DE CENSURA DESDE LA COLONIA

Soberanista

Francisco Javier González | 30 de mayo de 2018

 

La sentencia de la Audiencia Nacional sobre la Época I (1999-2005) del tan cacareado Caso Gürtel, dictando 351 años de prisión para 29 acusados, todos políticos del PP o sus cómplices, sus allegados y un par de “asesores” usados para el blanqueo, deja abierta además la posibilidad de que, en su próxima fase, esta condena se extienda a los perceptores gubernamentales de jugosos sobresueldos, incluyendo al supuestamente “misterioso” M. Rajoy premiado con UN MILLÓN SEISCIENTOS MIL EUROS, al aceptar la realidad de esa referencia y la existencia de la Caja B del PP, poniendo además en duda la fiabilidad del presidente español Mariano Rajoy, que podemos lícitamente suponer se trate del mismo que el M. Rajoy de los papeles de Bárcenas.

Son ya casi un millar los cargos -electos o nominados- del PP imputados, sometidos a procesos y/o encarcelados por condenas en firme. Eso no se ha parado y la cuenta va en aumento día a día. La putrefacción viene de atrás. De los 14 ministros que formaron el gobierno “redentor y regenerador” de Aznar  hace tres lustros, con la última detención, la de de Zaplana, suman ya 12 los imputados, condenados o perceptores declarados de los “sobresueldos” que refleja la contabilidad de Bárcenas y que la Audiencia Nacional valida como probada. Probablemente la palma se la lleve el que, para M.Rajoy fuera  el “mejor ministro de Economía que ha tenido España” que fue tan generoso consigo mismo y sus tarjetas black que, según informó la prensa, en un solo día logró gastarse 1.000 € en una zapatería y 3.547 en bebidas alcohólicas, aparte de retirar 17 veces en metálico efectivos de 1.000 € cada vez. Tras este berringallo del Rodrigo Rato, vienen otros ministros de los que la RAE define como “caballeros de industria”, como Federico Trillo, Miguel Arias Cañete, Pilar del Castillo, Ana Palacio, Cristóbal Montoro, Ángel Acebes, Francisco Álvarez Cascos, Jaume Matas y Javier Arenas que se han lucrado de sobresueldos que, aunque sustanciosos, parecen quedar lejos de los 782.695 que –presuntamente según la Contabilidad B- ha percibido por el mismo concepto el propio José María Aznar.

El PP, por mor de la construcción de su sede capitalina española y del aporte ilegal a sus campañas electorales, se ha constituido por de(méritos) propios en el partido más corrupto y abyecto de la historia española moderna . La percepción ciudadana de ese inmenso lodazal y la creciente pérdida de la más mínima confianza en la honorabilidad de sus gobernantes no podía ser tapada solo con llamadas a la “unidad patria”, a la bandera y al himno “martasanchezco” ni con la aplicación del “ventilador” para esparcir la porquería y que salpique a diestro y siniestro con el “y tú más”, ni con los manidos recursos retóricos de un presidente carente de credibilidad. No cabe más basura en esa bolsa y tenía que reventar.

Con los soportes prestados por los apoyos vergonzantes de CC y NC, vendidos por un plato de lentejas en forma de rebajas para desplazarse a la metrópoli, o del PNV, que se tragó sus convicciones por una chequera más substanciosa y por el miedo al ascenso en Euzkadi de los guirres carroñeros de C’s a la búsqueda del voto de una derecha harta de engaños y trapacerías del moribundo PP, el presidente Rajoy tenía ante sí el campo abierto para cumplir lo que le quedaba de legislatura y tratar, en el interín, de urdir alguna nueva trama que alejara a la competencia de C’s que le echaba el aliento en el cogote. Se entraba en una especie de limbo preelectoral.

Moral y éticamente no se podía dejar que se mantuviera tan aberrante situación de un estado con sus élites políticas corruptas. Desde Podemos, envueltos también en trifulcas internas y sin número de diputados suficientes, no había manera de frenar esa deriva. Únicamente cabía que el PSOE presentara una Moción de Censura profiláctica, que contaba seguro con Podemos  y que hiciera entender al resto de partidos no comprometidos con el cáncer de la corrupción, la necesidad de la amputación quirúrgica del tumor que representa el PP para la sociedad de todo el Estado, colonias incluidas y así ha sucedido, a pesar de las reticencias de los sectores más reaccionarios de su propio partido.

Como era de esperar toda la plana mayor pepera ha puesto el grito en el cielo. El señor Sánchez pasó, en un instante, de ser un “patriota modelo” que apoyaba al gobierno en el 155 catalán y sus contubernios judiciales, a ser un cómplice de los “desvertebradores de España” (como si esa España hubiera alguna vez estado vertebrada), que van desde los  etarras redivivos a los fugados y proscritos catalanes. Además acusan a la moción de “irresponsable” por poner en grave riesgo la economía y supuesta prosperidad española. Eso es normal y lógico.

Que los guirres carroñeros de C’s aprovechen la ocasión para reducir aún más, cara a un previsible inmediato futuro electoral, a la ya mermada capacidad de atracción de un PP en franca descomposición mantenido solo por el ejercicio “lucrativo” del poder es normal y coherente con su estrategia.

Que el PNV, al fin y al cabo otra derecha, mirando también de reojo la competencia de los estatalitas C’s, se remita a esperar lo que se plantee para decidir su posición, tiene también su lógica y, por motivos evidentes, cabe esperar el empujoncito catalán al derrumbe de M. Rajoy.

 Incluso se explica el apoyo a la moción de los criollos de Nueva Canaria por su compromiso electoral de alianza con el PSOE, no siempre cumplido, pero ¿Cómo justificar la postura adoptada en esta colonia, expresada por su diputada como Ana Oramas y uno de los máximos responsables de la supuestamente “nacionalista” Coalición Canaria, su portavoz José Miguel Barragán? Han establecido para la nacionalera Coalición una línea roja –ellos de “rojos” ni en pintura- que establece que si la Moción de Censura se apoya en Podemos o en los partidos independentistas, CC, la que quiere asumir fraudulentamente la bandera tricolor con siete estrellas verdes, apoyará la continuidad de M. Rajoy votando en contra de la moción. Tome nota el verdadero nacionalismo canario, el grupo de independentistas que aún apoyan a esa Coalición Canaria (“Canalla” decía mi amigo Vitito León).

Creo que la Moción de Censura no saldrá adelante dado que la feroz competencia por el voto inmediato de todos ellos lo imposibilita, pero de todas formas, M. Rajoy es ya un cadáver político, un zombi de esos de moda en las teleseries gringas que, muertos y todo, siguen caminando y devorando ciegamente a los vivos que agarran a su paso. Sánchez ha salvado la honorabilidad de aquellos que, aun conociendo la realidad, no van a apoyar el derribo del presidente de este gobierno maloliente, pero su gesto hace inviable la permanencia del mismo en una poltrona a la que le han salido picos urticantes.

Y todo ello va a ser televisado. Veremos inverosímiles, pero muy rotundas, declaraciones por parte de unos alegantines de variado pelaje que tratarán de convencernos de que todos y cada uno tienen la solución al desastre de estado que han construido.

Francisco Javier González

Gomera a 29 de mayo de 2018. Vísperas del Día Colonial de estas ínsulas africanas.

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