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Francisco Javier González

Mini aclaración al artículo “Surrealismo lagunero de los sesenta”

Soberanista

Francisco Javier González | 15 de diciembre de 2015

Un amigo ya me había comunicado anteriormente -y me lo reitera ahora- que no debo incluir a Agustín Espinosa entre los represaliados dada su reconocida militancia fascista. Efectivamente, aunque vanguardista y surrealista, estaba fuertemente influenciado por su amigo madrileño Ernesto Giménez Caballero que, de militar en el Grupo de Estudiantes Socialistas –del que va a salir el PCE- se pasó al fascismo y fue el autor del primer manifiesto del fascismo español en Carta a un compañero de la Joven España”, prólogo a una traducción suya de textos del italiano  Curzio Malaparte, el fundador en 1924 del periódico fascista romano “La Conquista dello Stato” del que Ramiro Ledesma –amigo también de Agustín Espinosa- tomo su obra del mismo título.

 A pesar de sus simpatías fascistas conocidas, tras el golpe militar fascioso del 18 de julio del 36, Agustín Espinosa trata de eludir sus actuaciones en la etapa de Gaceta de Arte y su vinculación al movimiento surrealista que las autoridades españolas consideraban “de izquierdas”. Se le quiere someter a un proceso de depuración y separarlo de su cátedra en el Instituto Pérez Galdós de Las Palmas y Agustín, conocedor El 1 de agosto del 36 declararía ante las autoridades académicas insulares: que atendió ininterrumpidamente los servicios de su cargo durante el mes de la fecha, cooperando así al movimiento salvador de España, iniciado el 16 de julio de 1936, al que se encuentra unido y en el que está dispuesto a rendir todo género de colaboración.”  A pesar de esta declaración de adhesión, y de haber ingresado en Falange Española en el mes de diciembre, por orden del Gobernador Civil, fue destituido de su cátedra y declarado cesante, resolución que el Comandante General de Canarias refrendó el 16 de septiembre.

Aunque hiciera pública su expresa disposición a contribuir con el emergente nuevo régimen político español, Espinosa resultaría destituido de su cátedra y declarado cesante por orden del gobernador civil, con refrendo del comandante general en Canarias, el 16 de septiembre del mismo año. Los cargos imputados en su contra eran  por “izquierdista” cosa que rechazaba en su declaración de adhesión, y por ser el autor de la obra “Crimen” y haber intentado exponer en Las Palmas la película “la Edad de Oro” de Luis Buñuel que las jerarquías católicas consideraban sacrílega e inmoral. Un año más tarde fue absuelto y devuelto a su cátedra.

Este amigo me dice que las represalias sobre Espinosa formaban parte de una lucha interna entre sectores fascista. Es muy probable porque en el diario de la mañana “Acción” órgano de “Acción Popular” de Las Palmas, que se editaba (1935-1939) en Las Palmas, en la imprenta del Obispado y dirigido por Antonio Limiñana y Rafael Bittini –que no admitía colaboraciones exteriores- se publicó, en su número 483 de 3 de diciembre del 36 en la sección “Estampas cotidianas” sobre Espinosa el artículo “Ayer lo vi con la camisa azul” en que lo definían como “falso converso” firmado por GIAR, en el que, tras poner de relieve el laicismo de Espinosa y sus “crímenes docentes” se dice textualmente que “Pero llega el momento que tenía que llegar, porque Dios, en su providencia, no podía olvidar a España Y el profesor laico, hedonista y ultraísta, se nos ha convertido en un escritor profundamente religioso. Y hasta las extravagancias de su estilo han desaparecido” para continuar con una serie de preguntas, de las que la siguiente expresa claramente el porqué de los expedientes depuradores: “¿Podemos creer en la buena fe de un asiduo colaborador de “GACETA DEL ARTE”, revista que, por el hecho de ser católico llama a un gran pensador español “ratón de iglesia” y “engendro de sacristía” y otras mil lindezas por el estilo?

Es, a mi entender, por su pertenencia a la facción surrealista y su colaboración en Gaceta del Arte, por lo que se separa de la cátedra a Espinosa por lo que se puede –y debe- incluírselo entre los represaliados del surrealismo canario, sin negar ni minimizar sus relaciones y sus vinculaciones con el fascio insular como pone de relieve la crítica que me hace este amigo. Hay que añadir que “Crimen” con toda su carga cruenta, descarnada, violentamente sexual y hasta escatológica, lógicamente anatemizada por ello por la jerarquía eclesiástica, sigue siendo una obra maestra del surrealismo, y no solo del canario.

Francisco Javier González

Gomera a 15 de diciembre de 2015.

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