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Juan Carlos Cárdenes

Sobre la Independencia de Cataluña

Licenciado en Derecho. Máster de Turismo. MBA

Juan Carlos Cárdenes | 07 de abril de 2014

 

Independencia de Cataluña 1

 

La independencia de Cataluña ha llegado al extremo de no retorno. Si no obtienen la independencia seguirán con la matraquilla del expolio de España a Cataluña indefinidamente haciendo extorsión al resto de la Nación y de la Sociedad.

En Cataluña se cumple la regla o distribución de Wifredo Pareto o relación 20/80. Cataluña vende el 80 por ciento de lo que produce en el resto de España y un número muy elevado de empresas se están deslocalizando de Cataluña en busca de mejores costes para poder ser competitivos, aunque sin llegar al 80%, de su tejido industrial.

La independencia de Cataluña sencillamente no es rentable para Cataluña y, sin embargo, sí lo es para el resto de España que se libraría de una extorsión continuada y sin visos de terminar nunca, lo que es una paradoja.

El boicot a los productos catalanes ya comienza a ser visible entre la población sin que haya habido una campaña a su favor, ha sido espontánea. La población, las personas comunes, sienten el chantaje catalán.

La relación de productos y servicios catalanes es muy amplia: Cola Cao, La Caixa, Banco Sabadell, Codorniu, Freixenet, muchas compañías de seguros, sopas Maggi y un muy largo etcétera.

 

Independencia de Cataluña 2

 

La independencia de muchos países ha sido catastrófica para sus sociedades que han sido empobrecidos y expoliados por sus vecinos o por sus propias clases dirigentes, citaré unos pocos:

Sahara Occidental: vasto territorio con grandes riquezas minerales con exigua población. Independencia abortada e inviable, devorados por sus vecinos. Alternativa lógica: ser una Autonomía Española con vastos recursos de la Unión Europea para su desarrollo y bienestar.

Cabo Verde: país minúsculo sin recursos naturales y con un factor humano de escaso potencial. Resultado: pobreza. Alternativa: ser una Autonomía Portuguesa con vastos recursos de la Unión Europea para su desarrollo y bienestar.

Sao Tomé y Príncipe: Minúsculo país sobre un mar de petróleo expoliado por sus dirigentes. Factor humano de escaso potencial. Alternativa lógica: ser Autonomía Portuguesa con vastos recursos de la Unión Europea para su desarrollo y bienestar.

Guinea Ecuatorial: Minúsculo país sobre un mar de petróleo expoliado por sus dirigentes. Isla de Annobón convertida en cementerio nuclear incontrolado de alquiler. Alternativa lógica: ser una Autonomía Española con vastos fondos para su desarrollo y bienestar.

Guayana Francesa: han rechazado en dos referendos su independencia, están mejor siendo franceses y europeos. Las otras dos Guayanas son un desastre: la holandesa o  Surinam es un Narco Estado, su presidente no puede salir del país para no ser detenido, y la Guayana Inglesa es un caos.

 

Independencia de Cataluña 3

 

El baremos básico utilizado por los nacionalistas es el lenguaje. En toda Cataluña el porcentaje de nacionalistas independentistas con otras personas no independentistas no está claro, los activistas manipulan los datos. Las personas que no quieren, muchas, son ninguneadas, marginadas o claramente perseguidas y vistas como traidores en su propia tierra, muchos se han tenido que ir.

La provincia de Tarragona es marcadamente española en cuyo caso deberíamos aplicar el criterio nacionalista, si en Tarragona gana el “No” debemos asumir que continuará siendo España desgajándose de Cataluña.

Por lo tanto Tarragona debería ser una Autonomía uniprovincial y española sin duda.

Parece que el Valle de Aran ha dejado claro que ellos no son exactamente catalanes, tienen un lenguaje propio, las chicas guapas en Aran son “gollatas pulidas”

¿Qué hacemos con este galimatías?

¿Tarragona seguirá siendo España?

¿En otras demarcaciones donde gane el “No” seguirán siendo España?

¿El Valle de Arán será el nuevo Cantón de Cartagena?

¿Creamos una nueva Autonomía con la Provincia de Tarragona? No la podemos obligar a ser catalana si no quiere, es un principio democrático.

 

Autor: Juan Carlos Cárdenes Domínguez

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