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Marysol Medina

Un brochazo sobre la retórica

Marysol Medina | 16 de julio de 2013


A menudo muchos de nosotros nos preguntamos por qué no avanzamos, por qué no nos movilizamos y por qué pareciera que estamos perdidos y ciegos en un mar de ignorancia, de incertidumbres y de ignominias sin que nos parezcan lo suficientemente graves como para analizarlas y buscar una solución.
La situación de Canarias desde el punto de vista administrativo y político no la vamos a descubrir ahora, viene de lejos y además no seré yo la que venga a abrirles los ojos pero, también es cierto que en las últimas décadas se nos ha ido colocando en una situación crítica y que nos está llevando a nuestra desaparición como pueblo.
A lo largo de todo este tiempo lejos de iniciar con inteligencia un camino hacia la ruptura con el estado español, hemos seguido la senda de la discordia y la desunión, es decir hemos trabajado a favor del explotador, le regalamos nuestra libertad, nuestro desarrollo y los hemos dejado robarnos a espuertas, sin habernos despeinado siquiera. Sin estrategia para plantarles cara, al contrario, sucumbimos a su cinismo una y otra vez. ¡Estamos tremendamente confundidos!

No responde eso más que a la afectación de un síndrome que se ha mutado en nuestras últimas generaciones producido por la exposición al colonialismo a lo largo de más de seis siglos. Hace tiempo que debimos haber encontrado el antídoto a tal veneno y desde luego es hora de erradicar esta epidemia por el cauce más inteligente, la Institucionalización de esta nación sin Estado, la más vieja de las colonias. Esto no es una cuestión de sentimentalismo, es una cuestión de sentido común, de justicia y de la aplicación de Los Derechos Humanos en su postulado más básico. El solo hecho de nacer en un lugar, supone un espacio único, crea cultura, propicia la identidad del individuo y lo hace historia; ¿No cumplimos los canarios esas premisas? Pero los canarios tenemos un territorio sin fronteras, una cultura negada y una historia que nos la han redactado viviéndola de espaldas a la que debía sernos propia. En definitiva, sin fronteras, transaculturizados, sin identidad, sin sentimiento de Canariedad y sin que nos corresponda nuestra realidad ni económica, ni social ni política, poco podemos hacer para superar el abismo en que llevamos asomados demasiado tiempo. 
Las secuelas son terriblemente visibles en la sociedad de nuestras islas, no podemos olvidarnos que nos siguen invadiendo colonos procedente de toda Europa cada vez más, que vivimos aún en un régimen feudal y que los nativos hemos asimilado la esquilmación de nuestros recursos como parte del paisaje, como circunstancia vital irremediable, siendo esto una prueba más de la enfermedad contagiosa que padecemos; pero como siempre, hay cuerpos inmunes y son estos los que deben aprovechar su fortaleza para alentar a los afectados, para inocular conocimiento, para proyectar salubridad mental ante los atropellos. Son éstos los que deben preparar la operativa para desalojar de forma contundente al colonialismo de nuestras islas, de esta nación a la que no le hemos dado un estado, ni un límites, ni control de sus aguas, ni de su cielo, ni una hacienda, ni un sistema financiero, a la que le han robado su historia, a la que le han borrado gran parte de las huellas de su cultura; en definitiva un futuro estado que sólo llegará con la oposición al sistema actual en que nos movemos y la configuración de nuevas instituciones, conseguidas a través de la Libertad para saber qué hacer, de la Independencia para elegir el modelo de gobernanza, en definitiva, a través de la Descolonización, siendo un estado libre y formando parte de los países libres dentro de un mundo interconectado y globalizado.
Rompiendo el status quo de las élites y configurando una forma de gobierno y desarrollo desde dentro, alcanzaremos el lugar que nos corresponde. Dónde no se nos engañe con una balanza fiscal negativa, dónde no se nos cuente que no somos autosuficientes ni capaces de vivir sin dependencia, dónde se deje de extraer renta de todos nosotros para que un puñadito lo invierta fuera, dónde no se nos diga ni una vez más que los sectores productivos en Canarias no se pueden diversificar y que no hay más por nuestra ineptitud. Dónde no pase que más de treinta mil canarios tengan que salir a buscar para comer al mismo tiempo que entran cuarenta mil con el sueldo bajo el brazo. Esa es la única manera en que podemos creer que los recursos de Canarias son para los canarios, lo que te cuenten ahora son milongas revestidas en sonidos de timples y tambores para confundirnos y seguir engañándonos una vez más.

¡Cuando te des cuenta cómo funcionan las cosas, habrás empezado a cambiar muchas cosas; cuando decidas cambiar, estarás dejando de ser uno más para ser el Yo necesario!

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