Unidos por Lanzarote y La Graciosa celebra que Oswaldo Betancort haya averiguado que se debe al ciudadano tras más de diez años gobernando en Teguise

UPL

Lo del gobierno de Teguise con el alcalde, Oswaldo Betancort, a la cabeza, es de complicada explicación. Tras más de una década al frente del consistorio si algo sabe Betancort es cuando hacer una gira por las televisiones locales.

Unidos por Lanzarote y La Graciosa (UPLG) tiene más que claro que basta que una publicación en las redes sociales le saque los colores para poner en marcha la maquinaria. Pero ya nadie, o casi nadie, en el municipio de Teguise se cree sus palabras. De sus promesas mejor ni hablar.

Pero lo más preocupante para UPLG no son sus costumbres mediáticas ni su cargamento de promesas incumplidas. Lo más sangrante es que, como decíamos, tras más de dos lustros al frente de Teguise, parece que Oswaldo Betancort y sus ediles se han dado cuenta ahora de que están en el cargo para “aportar calidad de vida a los vecinos”. Si, señor, con un par. Una década cobrando como alcalde y en los últimos días del 2021 dice que el objetivo de este año en el que ya caminamos del Ayuntamiento de Teguise es “aportar calidad de vida a todas las generaciones, desde los más pequeños, hasta los más mayores”.

Y no se le cae la cara de vergüenza. Como gestor, descubre tras más de una década cobrando como tal, que debe estar al servicio de los ciudadanos de Teguise. Indignante más que preocupante.

Y se quejaba amargamente de la lentitud de los trámites administrativos y no de la suya en descubrir sus obligaciones como máximo mandatario de Teguise.

Y se quejaba en los últimos días del 2021 del “exceso de administraciones” y apostaba, cínicamente, por “la simplificación de municipios, del político y por tanto de las administraciones", cuando, a nadie se le escapa, está dejando de lado sus obligaciones de Teguise por estar en el Parlamento de Canarias. Si, en dos administraciones al mismo tiempo. Que cargamento de impudor atesora.

UPLG lamenta que Teguise esté pagando el precio de una política indolente, sin rumbo ni objetivos y sin pensar en el ciudadano que, según ha confirmado Betancort, ahora si tiene el objetivo de “aportar calidad de vida a los vecinos”, lo que convierte en años perdidos para el municipio todo ese tiempo que ha estado haciendo como que gobernaba.