ANTE LA CONTROVERSIA SUSCITADA EN RELACIÓN A LA DENOMINACIÓN DEL AEROPUERTO DE LANZAROTE COMO AEROPUERTO CÉSAR MANRIQUE-LANZAROTE

LA FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE (FCM) PIDE RESPETO PARA CÉSAR MANRIQUE ANTE LA CONTROVERSIA SUSCITADA EN RELACIÓN A LA DENOMINACIÓN DEL AEROPUERTO DE LANZAROTE

Ante la controversia suscitada en días pasados en relación a la posible denominación del aeropuerto de Lanzarote como Aeropuerto César Manrique-Lanzarote, la Fundación César Manrique solicita a las distintas administraciones y organizaciones políticas apartar el nombre del artista de la disputa partidaria en la que se ha visto envuelto por motivos vinculados al coste económico que conllevaría su ejecución.
 
Para la FCM está fuera de toda duda la oportunidad y justicia de poner el nombre de César Manrique al aeropuerto de Lanzarote por razones que son obvias. Basta recordar, entre otras, la contribución histórica de sus ideas y propuestas creativas a mejorar la vida de los habitantes de Lanzarote, así como su deseo y determinación de favorecer un nuevo paradigma económico en el territorio insular, que ha resultado fundamental en la definición moderna de Lanzarote, por otra parte, sin parangón en la cultura española de la segunda mitad del siglo XX. A juicio de la FCM, tal nombramiento es una iniciativa más que justificada, máxime cuando nos acercamos al centenario de su nacimiento.
 
Por todo ello, la FCM considera que la toma de decisiones para formalizar este asunto ha de hacerse de manera cuidadosa, al margen de tensiones indeseadas que, de algún modo, vuelvan a poner sobre la mesa aquellas a las que lamentablemente fue sometido César en vida, con las dos veces frustradas de su declaración como Hijo Predilecto de Lanzarote. Problematizar el cambio de nombre por su coste económico, que es, a todas luces, menor, en la escala de los presupuestos y asignaciones que manejan las administraciones públicas, carece de sentido, y debería solventarse inmediatamente por parte de las administraciones locales y canarias o, de otro modo, retirar la propuesta.
 
El nombre de César Manrique no se merece estar en medio de refriegas políticas o disputas entre administraciones por cuestiones irrelevantes en términos monetarios, si se pone en comparación con la aportación del artista al bienestar pasado, presente y futuro de la isla. Por otra parte, el comportamiento que ha tenido AENA desde el comienzo en todo este asunto merece el reproche de la Fundación, por su insensibilidad y displicencia hacia quien fue un reiterado colaborador de la empresa pública desde los años cincuenta del pasado siglo. 
 
La FCM agradece la iniciativa pública de denominar al aeropuerto con el nombre de César Manrique vinculado al de Lanzarote, pero reclama respeto hacia su figura, generosidad y altura de miras para que, por todos los actores implicados en el eventual cambio de nombre del aeropuerto, se sepa valorar su aportación al bien común de Lanzarote y de Canarias. La respuesta a esa circunstancia debería producirse en términos justos, dignos y respetuosos, incluso de gratitud, más allá de la demagogia desconsiderada.