Las cantinitas del fútbol regional

FÚTBOL DE GARRAFÓN: Con la llegada del fin de semana, la familia futbolera de esta santa isla de Lanzarote vuelve a retomar las riendas de este deporte que apasiona y atrae a mucha gente a los diferentes campos de fútbol.

FÚTBOL DE GARRAFÓN: Con la llegada del fin de semana, la familia futbolera de esta santa isla de Lanzarote vuelve a retomar las riendas de este deporte que apasiona y atrae a mucha gente a los diferentes campos de fútbol.

Se acaba el trabajo semanal (para los más afortunados) y el mismo viernes al oscurecer comienza una nueva jornada de este deporte, y como si fuera en "religiosa" procesión los animosos aficionados se acercan a esos campos de Dios a ver que tal le puede ir al equipo de su entorno. En algunos estadios más que otros, el buen futbolero acude, paga su entrada y espera entretenerse a la vez de ver ganar a su equipo. Muchos de ellos, sintonizan sus radios y sin perder de vista lo que ocurre en su partido, escuchan los "carruselitos" que humildemente ofrecen algunas emisoras. Con el transistor a cuesta, el aficionado entra en charla con el que tiene al lado, comentando lo que sucede en otros campos a la vez que opina de lo que ve en el partido de su equipo, amén de largarle, si se tercia, alguna "andanada" que otra al trencilla de turno.

Claro está que para ver el partido existen las gradas en los diferentes estadios de fútbol, lugar que aprovechan muchos para acomodarse, pero no es menos cierto que el lugar "estratégico" para otros tantos está alrededor de la cantinita que el club "propietario" del campo explota en esos partidos. De allí no se mueven estos seguidores, vaso o lata en mano presencian el choque aunque estén situados en la conchinchina del estadio; no "sueltan" la barra, ellos ven y además creen verlo todo muy bien. Son estos aficionados, casi siempre, de los primeros en llegar y casi siempre también son de los últimos en salir. Están muy a gustito al calorcito de la cantinita, hablando entre ellos con relativa parsimonia en un primer momento, para luego disparatarse y convertir la charla en conversaciones de alto tono sonoro. Generalmente entre trago y trago apenas toman interés de lo que sucede en el partido, aunque eso sí, son de los primeros en lanzar los "gritos de guerra" si hay alguna acción polémica en el encuentro, por mucho que apenas hayan visto lo sucedido.

Qué sería de esos aficionados "del trago" sin esas cantinitas del fútbol regional, conclave donde estos "fieles" de la barra explotan toda su "sapiencia" futbolera. ¿Irían al fútbol estos individuos si no tuvieran a su alcance sus "pildorazos" de alcohol?. Posiblemente la mayoría ni "olería" esos partidos regionales.

Importante la labor "social" de estas cantinitas en el fútbol, que paradójicamente complementan en un mismo evento al deporte con el alcohol.

Al final de esos partidos; el graderío se vacía, los jugadores y árbitros se asean y marchan, las luces del estadio se apagan y el ambientillo verbenero de las cantinitas se difumina poco a poco en la ilusión de sus asiduos clientes de repetir en el próximo choque