Ni Kafka ,ni los más fantasiosos guionistas de las series televisivas que circulan por las parrillas, y aún menos los politólogos más avezados, hubieran sido capaces de imaginar los vericuetos por los que se van desarrollando la DUI ( declaración unilateral de independencia) y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El enredo es tan confuso que toda clase de acontecimientos, desde graves tensiones sociales a esperpentos bufos, entran en las previsiones inmediatas. El escenario añade más complejidad cuando se pretende, tanto por los partidarios de la DUI ,como por los amparados por el 155, concentrar la solución del conflicto en unas elecciones el 21D. Un final impredecible por la cantidad de factores sociológicos que enmascaran la simple contienda política. Puestos a pronunciarnos valdría el empate técnico, volver a la casilla de salida y reinventar posiciones.
Las decisiones de los tribunales, y el próximo día 9 habrá un nuevo foco según resuelva el Tribunal Supremo respecto a Forcadell y la Mesa del Parlamento, han reavivado el frentismo soberanista que parecía con síntomas de cansancio. Ahora buscan la calle con nuevos bríos, bajo la bandera de “ libertad para los presos políticos” que ya ha sustituido a la de “España nos roba” o la ya abandonada que proclamaba que la secesión aumentaría el bienestar de los catalanes.
A pocas fechas de abrirse el periodo electoral, las diferentes opciones andan elaborando estrategias ,coaliciones y listas, así como diseñando campañas que atraigan votantes. Desde los soberanistas ya no podrá utilizarse aquello de que Europa y el mundo esperaban ansiosos la República de Cataluña y que los inversionistas hacían cola para traer sus dineros. La realidad se ha impuesto evidenciando los rechazos del exterior y la fuga de las empresas.
El recurso soberanista, a falta de argumentos racionales, insistirá en llamadas emocionables,a su patria en peligro,a la humillación que promueve Madrid ,alsupremacismo histórico, a la cultura ,e incluso utilizar la butifarra ,tal como ya han ensayado en Vic. Pero la mayor baza que tienen los del “procés” sea utilizar a fondo toda la compleja estructura de clientelismo y control elaborada tras cuarenta años y más del poder nacionalista. De la Generalidad dependen 235.000 asalariados de todas las clases y en los últimos años ha creado 180 altos cargos,153 asesores y 333 directivos.Por simple sentido pragmático es fácil pensar por donde pueden ir el 21D. Algunos para mantenerse y otros para recuperar el puesto si les llego la poda del 155.
Toda la formidable maquinaria que elaboraron desde Pujol a Puigdemont, difícilmente puede ser desmontada en las pocas semanas que faltan para concurrir a las urnas. Los constitucionalistas están en desventaja y su posición va a depender del grado de compromiso de esa parte de la sociedad catalana que ha permanecido silenciosa y sometida al empuje de los nacionalistas, maestros de la comunicación y la publicidad política. Un dato: en los presupuestos de la Generalitat figuran 305 millones de euros para medios de comunicación Tv3 y radio, además de la publicidad.
La espantada de Puigdemont y la posterior orden de busca y captura añaden más gasolina al evento electoral y lamentablemente hay que ir pensando que el 21 D no es la oportunidad final.
(*) Periodista. Historiador. Profesor Universitario