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Padre Báez

El saludo, no se le niega ni a un perro

Sacerdote y escritor

Padre Báez | 04 de diciembre de 2016

El saludo, no se le niega ni a un perro, ¡cuánto menos a una persona! Nada diré sobre lo que Jesús dice en el Evangelio sobre el mismo, ni voy a poner más fotos del que me negó el presidente del cabildo, para no hacerle más daño, que ya se lo hace el mismo, llenando al isla de pinos, y de tiros matando las cabras.

Que si vuelvo sobre el tema, no es que esté uno afectado por ello, ¡ni mucho menos!, que así cada uno se mantiene en su puesto y ello por méritos propios; que lo hace uno, para satisfacer a cuantos me envían correos dignos de ser añadidos, pero repito, no es mi intención, hacer leña del árbol caído, sino que solo pretendo -y no es poco- que nos permitan trabajar la tierra y tener animales, y no depender del exterior al copar la tierra de tabaibas protegidas y de pinos esterilizantes y envenenadores de todo terreno, y ello hasta donde alcanza sus raíces y sombra; y por descontado la defensa de los animales no se quede en gatos, perros y tortugas (que curiosamente no dan leche).

Que en el saludo no correspondido, el ofendido no es al que se le niega el saludo, sino el negador del mismo. Poca estima debe tener de sí, quien cegado por el odio o por lo que sea, no repara ni siquiera quedar en ridículo ante un público que atraído por la Inmaculada, ve una actitud impropia de un cristiano (si es que lo es), y menos de hacerlo en un templo.

Habla del que esto hace, y no precisamente bien, y cuanto dijo, queda en penumbra ante la fea acción, que por mucha palabra de por medio, no logra alejar lo ocurrido de la mente, pues dice muy poco del que habla, si más que hablar actúa dando ese pésimo mal ejemplo. Mal ejemplo que anula cuanto dijera, pues lo hecho es tan grave y tan descarado, que no hay palabras que lo matice o haga olvidar.

Y, como el de la película “si lo sé no vengo”, en este caso, si lo piensa, no lo hace; si lo piensa, no mete la pata y da la mano, aunque no fuera de corazón, sino de cara hacia fuera (y hubiera quedado como un caballero), y es que ni siquiera políticamente lo supo hacer, pues así se pierde no solo votos, sino hasta el puesto, y sin querer jugar a profeta o adivino, como dijera el otro: al medir, contaremos.

Que no se puede ir por la vida acumulando enemigos, contado rencores y maledicencias; que es hora de humanizarnos, y ver en todo hombre lo divino que hay en él y su condición trascendental, y por ello que sea un respeto, y más tratándose de un sacerdote, que se reconcilia con el que si se siente ofendido le pide disculpas y le muestra sus (mis) respetos. Y, ¡te rechaza! ¡Y de qué manera!, sin respetar cámaras de fotos y de televisión, personas y autoridades. Pues, ¡toma campaña! ¡Y pregones!

Ya me gustaría hablaran sus gestos más que las palabras, pero en este caso las palabras quedaron mudas, y grita ese feo gesto, difícil de olvidar, y que las hemerotecas, guardarán celosamente, como la memoria al igual.

Y TODO POR MATAR CABRAS Y PLANTAR PINOS IRRACIONALMENTE -ACCIONES MALAS-; Y DECIRLE ESO NO SE HACE, ¿ES PARA NEGAR EL SALUDO A ALGUIEN?

El Padre Báez, que saluda al cien por cien a cuantos me encuentro en la vida por caminos y carreteras, sin negarle el saludo ni a los perros, como dije al principio, pues no siendo amigos de ellos -porque prefiero una cabra o una gallina-, les alago, y hasta si llevo algo de golosina siempre se las hecho, pero ya vemos en el mundo hay de todo, y no todos somos iguales. Saludo a conocidos y desconocidos, a amigos y a enemigos, a todos sin excepción, de palabra y bocina.

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