Independentismo de izquierda

Detrás del término “nacionalismo” se puede esconder un desmesurado orgullo patrio, con esa parte de xenofobia excluyente; o un afán imperialista patriótico que considera al resto por debajo de lo nacional. Pero hay otra interpretación del nacionalismo que se les escapa de las manos a los que argumentan que nacionalismo equivale a fascismo: el nacionalismo de izquierdas.

El nacionalismo de izquierdas es el que pide soberanía popular, acotando el término ‘popular’ a las bases populares de un país con sus fronteras bien definidas: O sea que, en caso de tratarse de un país dependiente, antepone la necesidad de independizarse. Cierto es que se dan casos de nacionalismos de izquierdas que rozan el imperialismo, al no reconocer la situación de pueblos sometidos por los resquicios de los antiguos sistemas imperialistas, colonialistas o -actualmente- neocolonialistas. A estos casos, se les enfrenta contundentemente el nacionalismo de izquierdas de los pueblos sometidos; que se define como independentismo de izquierdas, reconociendo así el estatus de pueblo sometido a estados ajenos y, al mismo tiempo, a la explotación obrera o a regímenes donde la soberanía popular no existe, o no pasa de ser una farsa para la portada que crea una imagen pintoresca para el exterior.

El independentismo reconoce la necesidad de soberanía de un país sometido. No se asienta en espejismos que confunden la evidencia, no alegan que la metrópoli no existe, no se siente en libertad, sino todo lo contrario. El independentismo reclama libertad, soberanía… y lucha contra el problema real que supone la imposición de una nacionalidad que no le identifica ni vela por los intereses reales del país ocupado.

El independentismo de izquierdas, además, encamina su lucha de liberación nacional hacia la liberación social. Pretende convertir el país sometido en un país libre, donde la soberanía esté en manos del pueblo. Sin dejar de educar y orientar al pueblo en la importancia de los valores de los pensamientos de izquierda y el debate o, lo que es lo mismo, la participación política continuada de la ciudadanía.

En Canarias tenemos nacionalismo de izquierda. Cada vez se abre más una brecha de la que asoma una propuesta política que antaño escondían los medios de comunicación y los comunicadores favorecidos por ellos. La constancia del movimiento de liberación social y nacional empuja, y aunque aún asome solo la punta del iceberg, hablamos de una ola imparable. Hay argumentos sólidos para que el independentismo, con ánimo social, tenga un espacio importante en el espectro político del Archipiélago. Pero que a nadie le extrañe que éste no confluya con el pseudo-nacionalismo, el nacionalismo mercantil de Coalición Canaria: ambos son enfrentados y se surten de diferentes valores, de distintas gentes; precisamente, porque sus objetivos son totalmente distintos.