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María Elda Cabrera Riverol

La dieta de la longevidad para vivir sanos 120 años, según el Cardiólogo Dr. Manuel de la Peña.

colaboradora de ASSOPRESS

María Elda Cabrera Riverol | 15 de marzo de 2024

Manuel de la Peña

Los grandes megamillonarios como Elon Mush y Jeff Bezos están invirtiendo grandes sumas de dinero en buscar la píldora mágica que prolongue nuestra vida. Sin embargo, hay evidencias científicas de que los
alimentos que comemos tienen un impacto directo en nuestra salud y longevidad.
En este sentido hemos recabado la opinión del doctor Manuel de la Peña, galardonado con varios premios y con un gran prestigio internacional como académico, director de la Cátedra del Corazón y Longevidad y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social.
El profesor de la Peña señala que, si queremos vivir con más vitalidad y sanos hasta los 120 años, los aspectos más relevantes que debemos tener en consideración son los siguientes:
Hidratación. Hasta un 30% de los adultos no alcanzan el nivel básico de hidratación, algo que se relaciona con un envejecimiento prematuro. Las guías médicas de los Estados Unidos aconsejan
consumir entre 2-3 litros de agua al día, es decir, cumplir la regla de los 8 vasos diarios, aunque la realidad es que la cantidad depende también de la edad, la actividad física que hagamos o dónde vivamos.

Consumir productos frescos y orgánicos. Los productos orgánicos son aquellos que se producen sin el uso de productos químicos sintéticos, como pesticidas, fertilizantes y hormonas, entre otros. Están producidos en tierras que han estado libres de productos químicos sintéticos durante al menos tres años.
Realizar períodos de ayuno intermitente. Una práctica alimentaria que implica alternar entre períodos de ayuno y alimentación dentro de un periodo de tiempo específico. El más conocido es el ayuno 16/8, que consiste en ayunar durante 16 horas y comer durante 8 horas.
Reducir la sal. El 70% de las personas son “sal-sensibles”, es decir, su presión arterial aumenta cuando consumen sal y disminuye si se produce una restricción salina.
Reducir el azúcar. Según la OMS el consumo de azúcares libres se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total. La reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría
beneficios adicionales para la salud.
Restricción calórica. Consiste en reducir la ingesta de calorías, reduciendo la cantidad de alimentos que se comen, eligiendo alimentos con menos calorías, o combinando ambos enfoques. Se trata de comer hasta sentirse lleno en un 80% y de no acabar empachado en cada comida.
Llevar una dieta mediterránea. La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, frutas, frutos secos, verduras y cereales, un consumo elevado de pescado (especialmente azules) y aves de corral y una baja ingesta de productos lácteos, carnes rojas, carnes procesadas y dulces, además de un consumo moderado de vino en las comidas.
Consumo diario de aceite de oliva virgen extra. El aceite de oliva es rico en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico), vitamina E y fitosteroles, todos ellos compuestos cardioprotectores que aumentan el colesterol HDL (el bueno). Se debería tomar unas 2-3 cucharadas de aceite de oliva al día.
Consumo moderado de vino tinto (máximo 2-3 copas al día). Contiene polifenoles y flavonoides y, por tanto, es un poderoso antioxidante y antiinflamatorio, por lo que actúa como inhibidor en las primeras fases de la arteriosclerosis.
Frutos secos. Tomar un puñado de frutos secos todos los días (4-6 unidades), como las almendras, las avellanas o las nueces, son una buena fuente de sustancias antioxidantes y un complemento perfecto para reducir el colesterol.
Frutas. Hay que consumir frutas que tienen un elevado poder antiinflamatorio, tales como: Frutos rojos o silvestres, manzanas, cerezas, frutas ácidas, granadas, uvas y aguacates, entre otras.
Té verde. Su ingesta diaria puede retrasar el envejecimiento cerebral al activar las células nerviosas y reducir el estrés.
El profesor de la Peña, finaliza afirmando que si se sigue con disciplina y rigor estas pautas dietéticas aumenta los niveles de energía, reduce la inflamación y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
De la Peña, además de profesor de cardiología, es doctor Cum Laude y escritor. Ha sido galardonado con la Insignia de Oro de la Asociación de Pacientes Coronarios (APACOR) y con la Medalla de Bronce de la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI).
El Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social es una institución independiente, donde han participado Premios Nobel, ministros de distintos signos políticos y diputados del Parlamento Europeo, entre otros.

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