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Padre Báez

Un factor esencial en la economía, junto con la agricultura, es la ganadería.

Sacerdote y escritor

Padre Báez | 28 de febrero de 2018

Un factor esencial en la economía, junto con la agricultura, es la ganadería. Pero, al presente, ni una ni otra, y así nos luce el pelo.

Con la desaparición de ambas, hasta el factor demográfico se reciente, quedando el campo abandonado y vacío en cuento a población (terreno libre para el cabildo plantar pinos).  Sin ganadería y sin agricultura, es imposible la demografía, es decir, se vacía –repito- el campo.

En breve, para volver en un futuro que nos saque de la hambruna, habrá que roturar la tierra, eliminando maleza y arrancando los pinos, de lo contrario, ni millo, ni papas, ni nada, solo tabaibas y maleza, y encima el cabildo matando las Cabras. Todo se está asilvestrando, y plantando todo de solo pinos.

Lo único que crece en proporción inversa de lo que desaparece son los pinos (recuerde el amable lector de estos mis comentario, que el cabildo está empeñado en doblar o duplicar o multiplicar por dos el número de pinos existentes). La transformación del campo es tal, que el presente respecto a un ayer, todavía cercano, es asombrosa.  Estamos sin mercado propio alguno. Sin agricultura y sin ganadería (y plantar pinos no es agricultura, y matar Cabras no es ganadería), solo tendremos hambre, junta con el paro y sus consecuencias. 

Es urgente desforestar la isla de pinos y de maleza o basura (¡y no te la dejan tocar, lo tienen todo protegido!). Y sin el campo en activo, no vamos a poder subsistir. Mientras, el cabildo usurpando toda la isla, quedándose con toda tierra abandonada empujado por el mismo, para la obsesión irracional de llenarlo todo de pinos. Todo se está volviendo monte y bosque. Caminamos irremediablemente hacia la miseria. La tendencia actual es la de debilitamiento económico, la ruina total. Se pierde el agro, o campo.

Nos quedamos sin tierras, absorbidas por los pinos, plan del cabildo prioritario. Los pinos se comen la mejor tierra, la en otros tiempos de cultivo. Y pensar, entonces, no dependíamos absolutamente de fuera, teníamos de todo, hasta aceite, azúcar..., ¡de todo!; ahora, nada de nada. Al presente, el término o palabra “boyero”, lo creen las generaciones actuales, como fabricantes de bollos. Esto es ya un derrumbe total, nos quedamos con nada. Solo aumentan las enfermedades, físicas y mentales (a la par que se pierde la fe, creencias, religiosidad [pero esto, merece otro espacio, fuera de éste]).

 

El Padre Báez, Pbro. 27-02-18

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