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Historia de un canario del pueblo

la verdad de lanzarote  |  21 de diciembre de 2012 (15:06 h.)
Mari Carmen Cabeza
MARÍA DEL CARMEN CABEZA: Estamos en el año 1944, tiempos difíciles de la postguerra, escasez de todo: alimentos, medicinas, de todo menos de hambre. Años de conseguir la carne, mantequilla, etc por estraperlo. Años que no existían ni las neveras eléctricas (sólo las de hielo que repartían por las casas), ni televisión; el único entretenimiento e información era la radio “el gran movimiento de la radio”.

 

Estamos en el año 1944, tiempos difíciles de la postguerra, escases de todo: alimento, medicinas, de todo menos de hambre. Años de conseguir la carne, mantequilla, etc por extraperlo. Años que no existían ni las neveras eléctricas (sólo las de hielo que repartían por las casas), ni televisión; el único entretenimiento e información era la radio “el gran movimiento de la radio”.

Hoy es 6 de agosto. Nace un niño en Santa Cruz de Tenerife; acaba de nacer Rafael Suárez Gonzales, grande en todos los sentidos desde que nació. Sus padre, doña Guacimara Glez Quintero y Rafael Suárez Estevez empleado; empelado del banco de España, padres canarios de clase media trabajadora.

El niño es acogido con alegría en el seno de esta familia. Cuando tenia tres años su padre fue trasladado al banco de España de Gran Canarias y para allí fue toda la familia, con un miembro más, su hermana Elena Suárez, nacida un par de años después de él. En esa isla empezó a crecer. La familia se estableció en Escaleritas donde empezó sus estudios en el grupo escolar Isabel la Católica; allí disfruto con su grupo de amigos que aún conservaba como: Emilio Siesto, Nadim, Luis y Herberto Salazar, los hermanos Batistas, Marcelino, Miguel (el pirata), Falo Márquez, Mario Esquiro, Pepino; Jaime, etc, y perdóneme los que faltan la lista es interminable; se reunían en la plaza de la iglesia a jugar al calimbre.

Así fue creciendo hasta terminar el bachiller, quiso estudiar arquitectura técnica, pero como implicaba un cambio de isla sus padres no le dejaron y estudio un año en la escuela de peritos industriales. Al año siguiente se traslado a La Laguna donde empezó la carrera que marco su vida (aparejador). Vivió en la pensión Soria de La Laguna y con otro circulo de buenos amigos: Urbano Yanes, Juan Jorge y Paca Verde, etc.

En ese año cambio su vida y la mía ya que aquí me meto yo en la historia, conoció a una toscalera, que al principio no lo tomo muy enserio pero luego se fue adueñando de su corazón y en el año 1972 unieron sus vidas y sus destinos: Rafael Suárez y María del Carmen Cabeza.

En esa época ya trabajaba para hacienda y el ayuntamiento de La Laguna, en mediciones rusticas.

A los dos años llegó nuestra primera alegría, una lagunera.

Se empezó a buscar una mejora económica y fue nombrado en Tenerife delegado de sillas y butacas Figuera.

Pero nuestra familia iba en aumento, a las dos años siguientes teníamos nuestra segunda lagunera. Nos tuvimos que plantear el futuro mas seriamente y entró a través de unas oposiciones en obras públicas como técnico en carreteras, hizo infinidad de obras en toda la isla como: la autopista del sur, carreteras secundarias y la autopista del sur de Gran Canarias donde nos vino al mundo nuestro tercer tesoro, “la canariona” que nació en la clínica del pino. Vivíamos en Melenara.

En esa época el gobierno venezolano, con Carlos Andrés Pérez como presidente, pedía al gobierno español técnicos en obras civiles, se convocó oposiciones y sacó el número uno; y para allá fuimos. Muy bien acogidos por el pueblo venezolano, salió de Canarias siendo Rafael Suarez y llegó a Venezuela siendo el doctor Suárez. Hizo varias obras siendo las más importantes: fábricas de cementos caribe, unos silos para trigo en el Tocuyo y la presa de la Guajira en la frontera con Colombia, etc. Conocimos la preciosa Venezuela y también nos trajimos precioso recuerdos, como no, dos venezolanas preciosas, una de Caracas y otra e Los Teques.

Pero para los canarios nuestra tierra tira mucho y quisimos regresar y aunque ese mar nos separaba muchos kilómetros llegamos el mismo día de nuestra virgencita de Candelaria a las cuatro de las tarde pisábamos tierra guanche con lágrimas en los ojos.

Comienza una nueva etapa en el laboratorio de obras púbicas como técnico en calidad de obras, trazó la segunda parte de la autopista del sur. Y en esa época nació nuestro sexto y último tesoro: Rafael Suárez Junior.

Al poco tiempo nos trasladamos a vivir a este rinconcito preciosos de la isla como es Candelaria; nos metimos de lleno a colaborar en el pueblo: A.P.A, consejos escolares y nos afiliamos al PP, si señores en política: fue concejal de urbanismo y primer teniente de alcalde hasta el año 2001 y les puedo asegurar que no he visto un político más justo, honesto, horado y querido, y de eso los amigos que me estén leyendo pueden dar fe. Consiguió para Candelaria muchas mejoras entre ellas la avenida costera, la rambla de los menseyes, mejoras en la playa de la hornilla. Consiguió introducir mercadona y el mcdonals teniendo empleo para los jóvenes de Candelaria.

Aunque perteneció al PP, él decía que su partido político era el pueblo, colaboró los últimos años con Coalición Canarias donde dejó infinidad de amigos que sería muy largo de nombrar ahora, así como en el PP y el Psoe donde también contaba con muchos amigos.

Luego colaboro como tertuliano en Radio Cadena Canarias, la voz del pueblo y radio Arthagay  donde cosecho otro grupo de amigos como Alexis del Castillo (director de RCC) Tomas, Fefe, Álvaro, Andrés Santana y Félix.

Durante toda su vida arrastró una enfermedad hereditaria que lo fue deteriorando poco a poco, hasta que un error médico se lo llevó la víspera de su adorada virgen de Candelaria, el día 1 de febrero.

Su materia se fue, pero su espíritu y esencia se quedaron con toda su familia y amigos.

Y esta es la historia de un hombre de gran tamaño y corazón que cosechó una gran familia y grandes amigos.

Quisiera agradecer a todos esos amigos que él consideraba familia, desde los de Las Palmas, pasando por los de Venezuela y terminando en los de Tenerife, gracias por contribuir a hacerlo feliz y por seguir a nuestro lado.

                           El ave fénix se nos fue pero vuelve a resurgir en cada uno de nosotros.

                           Rafael, Añaterve se feliz tanto o más como lo fuiste con nosotros, sigue siendo como tú eras: cariñoso, bromista y sobre todo “GRANDE”, “gran ángel canario”.

Su lucha y obsesión que Canarias, su tierra fuera una sola isla.

Gracias por haber entrado en mi vida y en la de todos.