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¿España una nación afectada por el cáncer de la corrupción?

la verdad de lanzarote  |  02 de febrero de 2013 (14:37 h.)
JUAN RAMÍREZ: Durante estos días, los ciudadanos españoles han asistido a las noticias que pueden escandalizar, más aún si ello fuere posible, a través de la prensa nacional e internacional, de los presuntos casos de la corrupción, la cual está extendida de manera generalizada y, presuntamente, institucionalizada tal como manifiestan los diversos medios de comunicación.

Durante estos días, los ciudadanos españoles han asistido a las noticias que pueden escandalizar, más aún si ello fuere posible, a través de la prensa nacional e internacional, de los presuntos casos de la corrupción, la cual está extendida de manera generalizada y, presuntamente, institucionalizada tal como manifiestan los diversos medios de comunicación.

Dicho lo anterior, debemos precisar una serie de puntos, para entender lo que acontece:

Primero. Recordar el celebre Lazarillo de Tormes (La picaresca típica española)

Segundo. Tras asentarse la democracia en España, en las dos primeras legislaturas, todo parecía ir en buena dirección, pero nada más lejos de la realidad, si nos atenemos a los acontecimientos.

Tercero. La transición fue un pacto de los poderosos, donde no participo el pueblo, tal como ha hecho en el caso de Islandia.

Cuarto. Se ha mantenido la endogamia asentada en todas las capas de la sociedad

Quinto. Los periodistas, en general, han sido poco previsores o han cedido a las presiones, lo cual sería mucho peor.

Sexto. Las instituciones publicas, las privadas y las corporaciones, los sindicatos, el funcionamiento interno de los partidos (compromisarios, avales, etc.), salvo honrosas excepciones, no se han democratizado realmente, manteniendo la democracia en la forma no en el fondo.

Séptimo. Las capas de la sociedad civil, no tienen capacidad alguna de influir en los cambios sociales y políticos; hasta el punto, que la inmensa mayoría acepta resignada que nada o muy poco puede hacerse.

Octavo. El bipartidismo, ha conseguido desmotivar a la ciudadanía

Noveno. Todo el mundo sospecha o recela del vecino en cuanto a las comisiones; baste ver como funcionan las comunidades de propietarios.

Décimo. Cada cual hace lo que mejor le viene en gana, si está en el poder, claro está.

Undécimo. En España no existe cultura de dimisión y menos aún de ceses entre los dirigentes de las clases políticas, sindicales, etc.

Duodécimo. Los movimientos sociales son cortados de raíz, empleándose la fuerza coactiva y represora legal contra los que se atrevan a disentir.

Décimo tercero. Los que salen electos, se olvidan cuales son sus obligaciones respecto al pueblo soberano al que se deben (Art. 1 de la Constitución)

Décimo cuarto. El sistema de CCAAA, ha demostrado ampliamente su incapacidad, hasta el punto que se han convertido, salvo alguna excepción, en empresas públicas contrariando los intereses generales de la ciudadanía, en algunos casos se podría hablar de despilfarro económico, por emprender proyectos innecesarios al sentir mayoritario.

En fin, podríamos continuar con una larga lista de despropósitos y errores que han terminado generando un descontento generalizado y un desapego de muchos ciudadanos, que piensan que la política es perniciosa “per se”, cuando realmente no es así, pero las actitudes hacen que se vea de esa manera.

La solución pasa promover un proceso constituyente con la participación de todos los estamentos de la ciudadanía (Universidad, profesionales liberales, autónomos, sindicatos, amas de casa, trabajadores por cuenta ajena, empresarios, colectivos vecinales, militares, etc.); tal como se ha procedido en el caso ejemplar de Islandia.

Gestando las bases sólidas que sustenten un Estado formal y cohesionado, erradicando las malas prácticas de un lastre heredado del que, hasta la fecha, no se ha sabido o querido sanjar de manera tajante.

La sociedad demanda un cambio radical de la forma de hacer política, pues como dijo un personaje popular en su día, si mandasen los buenos, no existirían problemas.