Privatización de las Administraciones Públicas ¡Ya!

Abogado, investigador y analista polítco

Juan Francisco Ramírez | 08 de septiembre de 2013

Desde hace años, asistimos a la paulatina y acelerada privatización de servicios públicos, inclusive los esenciales, con el argumento de la rentabilidad. Pues bien, sí las administraciones públicas no son capaces de gestionar por sí mismas sus propios servicios deberíamos plantearnos la conveniencia de la privatización de los propias administraciones públicas, con lo cual el ciudadano se ahorraría los sueldos de políticos y demás cargos de confianza o asesoramiento; ya que, de una u otra manera, están reconociendo su propia incapacidad para gestionar directamente los servicios públicos de la comunidad a la que se deben, y razón de su existencia.

A título de ejemplo, pues igualmente se podría predicar de cualquier otro nivel de la administración pública; y, sin ánimo de ser exhaustivos, destacamos las privatizaciones efectuadas por las siguientes:

Ayto. de Madrid: Privatización y mantenimiento de parques (1)
Ayto. de Zaragoza: Privatización Servicio de Seguridad del Albergue (2)
Ayto. Rincón de la Victoria (Málaga): Alumbrado público por 12 años (3)
Ayto. Ciudad Real: Alumbrado público (4)
Ayto. Oviedo: PSOE acusa privatización de las fiestas de San Mateo (5)
Ayto. Las Palmas de G. C.: Privatización seguridad (6)
Isla de Lanzarote: El tema del agua (7)
Etc.

Tras la carrera de privatizaciones emprendida por las diferentes administraciones públicas, respecto de los servicios públicos esenciales (hospitales, agua, luz, comunicaciones, seguridad, etc.), hoy asistimos a un nuevo marco de privatizaciones de empresas y servicios públicos de carácter no esencial (aparcamientos, cementerios, jardines, etc.). Por todo ello, cabría preguntarnos si no sería más sensato prescindir de los propios políticos y que se declare la gestión de manera integral de las propias administraciones públicas por empresas privadas, mediante el concurso público por parte del Estado; de tal manera, se pondría fin a un sistema que no está cumpliendo con los objetivos para los que se fundaron, es decir, las administraciones públicas vienen demostrando su falta de capacidad de gestión de los municipios, cabildos, diputaciones provinciales, e incluso, me atrevería a decir autonomías; por tanto, sería conveniente estudiar la eliminación de todo el aparato de una administración pública decimonónica y, sea el Estado quien de manera directa saque a concurso la gestión, cada cuatro años, de todo el entramado de administraciones públicas (Diputaciones Provinciales, Cabildos, Ayuntamientos, CCAA), consiguiendo un sustancial ahorro y una mejora en la calidad de los servicios; ese, es el argumento esgrimido por los políticos, cada vez que deciden la privatización de la gestión de un servicio o empresa pública; por lo tanto, entendemos, será mejor una privatización completa de la gestión de la propia administración pública a manos de la empresa privada, en lugar de privatizaciones parciales o sectoriales. Acabando con la mala gestión pública, pues según nos aseguran la empresa privada es mejor gestora ¿No es eso lo que pregonan? Pues, a privatizar la propia gestión de las administraciones públicas, y acabamos con el dilema de las elecciones locales y autonómicas.

Por un nuevo modelo de administración pública acorde con el siglo XXI gestionada, directamente, por empresas privadas, sin políticos de ninguna clase.